sábado, 27 de marzo de 2010

Hacia el país de nunca jamás!

Doce y treinta y ocho am. de un dia de Marzo.
Llega el domingo y con él, la horrible sensación de cansancio;
Dijo mi tio una vez - Horrible domingo de asado y angustias-
Mientras mi cabeza no ha dejado de proyectar ideas traicioneras e irreales, cumplo con el mes de vacaciones antes de comenzar la curzada en la facultad de Bellas Artes en la cuidad de La Plata, mi cuerpo todavia sigue bailando las canciones de los beach boys, y mi mente dice- Crece de una vez-, pero esto de crecer me esta dando miedo, con 17 años, todavia tengo ganas de dormir con la puerta abierta, para que mamá pueda despertarme de algunas horribles pesadillas y decir que solo ha sido un sueño.
A medida que sacaba el boleto del Talp, me daba cuenta que odio mucho el dinero, y que seria grandioso poder vivir sin el, sentada en el bondi, recostada en la ventanilla, cerraba mis ojos bien fuerte y deseaba que el trayecto de ahi a casa se haya encogido, pero al abrirlos la enorme fauna me saludaba.
Aunque el sol ardia en mi cara, solo deseaba llegar a casa y sentir los abrazos de la abuela, eran tan reconfortables, desearia poder tenerlos por cinco años más.
La gente nueva me asusta, la gente mayor me asusta, la gente ambisiosa me asusta, las plazas gigantes me asustan, las diagonales me asustan, y también me asusta la carrera.
Durante un tiempo pense en tirar todo a la borda, pero al mirar los ojos de mamá que orgullosa me preguntaba como me habia ido el primer dia de clases, decidi continuar.
Los sabados con amigos , las charlas de té y las estrellas fugases fueron de muy buena ayuda.
Mañana comienzo un curso de cine , el cual deseo poder terminar, quiero poder sentirme cerca del lugar de donde nunca me fui.
Desde mi ventana, todas la noches saludo a la misma estrella , deseo que siempre este ahi, y que desde el mismo lugar pueda verla antes de cerrar mis ojos.
Mi hermoso abril ha de comenzar, y con el las ganas de tomar el tiempo en mis manos, de ponerlo de mi lado, pero al no saber como actuar, el miedo comienza a llegar, miedo a crecer, a tomar nuevas y grandes responsabilidades; miedo a estar redeada de nadie en la gran ciudad.
Repetir que no soy del campo ya es cansador, pero me voy a tener que ir acostumbrando si quiero seguir cinco años más caminando hacia el mismo lugar.
A pesar de todo, todavia siento que mañana será mejor.